Dermatitis atópica: causas, síntomas y tratamientos

dermatitis atópica

La dermatitis atópica es una enfermedad crónica de la piel que puede tener diferentes causas. Además, hay factores que pueden complicar esta dolencia. No obstante, también hay tratamientos que ayudan a controlarla.

En este artículo mostramos la dermatitis atópica en detalle, así como los productos que pueden mitigar y controlar esta enfermedad ¡Comenzamos!

¿Qué es la dermatitis atópica?

La dermatitis atópica es una afección crónica de la piel que se caracteriza por enrojecimiento, inflamación y picazón. A menudo se presenta en forma de eccema crónico y puede afectar a personas de todas las edades.

Un aspecto a tener en cuenta es que este tipo de eccema no es contagioso.

Diferencias entre los tipos de eccema

Existen distintos tipos de eccema, entre ellos el eccema seborreico y la dermatitis de contacto. Estas variantes presentan características específicas que las distinguen de la dermatitis atópica.

Eccema seborreico

Se caracteriza por la presencia de escamas grasosas en áreas como el cuero cabelludo, la cara y otras zonas con glándulas sebáceas. Es más común en bebés y suele mejorar con la edad.

Dermatitis de contacto

Se desencadena por la exposición a sustancias irritantes o alérgenos, lo que provoca una reacción en la piel. Los síntomas suelen aparecer en la zona de contacto con la sustancia desencadenante.

Causas y factores desencadenantes

Genética y predisposición familiar

La genética juega un papel fundamental en la dermatitis atópica, ya que se ha observado que las personas con antecedentes familiares de esta enfermedad tienen mayor probabilidad de desarrollarla. Es más frecuente cuando hay antecedentes de dermatitis atópica en el padre, la madre o ambos.

Existen genes específicos que pueden aumentar la susceptibilidad a padecer esta afección, aunque la herencia no es el único factor que influye en su desarrollo.

Factores ambientales

El contacto con ciertas sustancias irritantes o alérgenos puede desencadenar brotes de dermatitis atópica. Entre los irritantes más comunes se encuentran detergentes, perfumes, productos de limpieza y lanas.

Por otro lado, los alérgenos como el polen, ácaros del polvo y algunos alimentos también pueden provocar reacciones en la piel de personas sensibles.

Los cambios estacionales también tienen su influencia en la aparición de dermatitis, ya que algunas personas experimentan empeoramiento de sus síntomas durante ciertas épocas del año, como la primavera o el otoño.

Los cambios en la humedad, la temperatura y la exposición a alérgenos pueden influir en la aparición de brotes de dermatitis atópica.

Algunos factores ambientales no son bien conocidos; por ejemplo, sabemos que en los pueblos y en los lugares con clima húmedo hay menos personas con piel atópica pero no se sabe exactamente por qué.

Influencia del estrés y factores emocionales

El estrés emocional puede desencadenar o agravar los síntomas de la dermatitis atópica.

Situaciones de ansiedad, preocupación o tensión pueden provocar picazón intensa y enrojecimiento en la piel, contribuyendo al malestar de quienes padecen esta afección cutánea.

Síntomas de la dermatitis atópica

La dermatitis atópica se caracteriza por diversos síntomas que afectan la piel de quienes la padecen. Estos incluyen:

  • Picazón intensa: Sensación de irritación que impulsa rascar la piel.
  • Enrojecimiento e inflamación: Zonas de la piel que se vuelven rojas y presentan hinchazón.
  • Piel seca y escamosa: Falta de humedad en la piel, propiciando la descamación.
  • Erupciones y protuberancias: Aparición de lesiones cutáneas como pequeñas protuberancias o manchas.

¿Consecuencias?

  • La función de la piel está alterada, y los microbios y las sustancias irritantes penetran en ella con mayor facilidad.
  • La piel no puede conservar su humedad natural y se reseca.
  • Hay alteraciones en el sistema inmunológico de las personas que facilitan la inflamación.
En resumen, las causas de la dermatitis atópica son fundamentalmente genéticas y hereditarias y no las podemos cambiar.

No es raro que las personas con dermatitis atópica tengan también alergias alimentarias, asma o rinitis alérgica, pero estas enfermedades tienen distintos desencadenantes (alimentos, polvo de casa, polen, pelo de animales, etc) y su presencia no siempre influye en la dermatitis atópica.

Prevención y manejo de brotes

La prevención y el correcto manejo de los brotes de dermatitis atópica son fundamentales para controlar los síntomas y mejorar la calidad de vida de quienes la padecen. Por ello, os damos los siguientes consejos.

Identificación de desencadenantes

Rastrear los factores que pueden desencadenar los brotes es esencial para evitar su aparición. Algunos desencadenantes comunes incluyen alérgenos, irritantes en la piel y cambios en el clima.

Mantener un registro de los posibles desencadenantes puede ayudar a identificar patrones y minimizar los brotes.

Rutinas de cuidado diarias

Establecer rutinas de cuidado diario puede ayudar a mantener la piel en buen estado y prevenir brotes. Los baños deben ser cortos, con agua tibia, y evitando el agua caliente puede evitar resecar la piel.

Y muy importante, después del baño, es importante aplicar una crema hidratante adecuada para mantener la piel suave y prevenir la sequedad, reteniendo la humedad en la piel.

Uso de ropa adecuada y manejo del ambiente

Elegir prendas de algodón suaves y transpirables puede reducir la irritación en la piel. Aparte, mantener un ambiente fresco y bien ventilado en el hogar puede ayudar a controlar los síntomas de la dermatitis atópica.

Además, se debe evitar el contacto con tejidos rugosos o irritantes para prevenir brotes.

Complicaciones y cuidados adicionales

La dermatitis atópica puede ocasionar complicaciones adicionales que afectan la piel y la calidad de vida de quienes la padecen.

Infecciones bacterianas de la piel

Debido a la barrera cutánea comprometida en personas con dermatitis atópica, existe un mayor riesgo de desarrollar infecciones bacterianas en la piel. Estas infecciones pueden causar enrojecimiento, inflamación, secreción de pus y malestar.

Trastornos del sueño

La picazón intensa y la incomodidad física asociadas a la dermatitis atópica pueden interferir con el sueño, provocando insomnio y despertares nocturnos frecuentes. Esto puede llevar a fatiga diurna, irritabilidad y dificultad para concentrarse en actividades diarias.

Efectos psicológicos y emocionales

La presencia visible de la dermatitis atópica en la piel, así como la incomodidad y frustración que genera, pueden tener un impacto emocional en los pacientes.

Sentimientos de vergüenza, ansiedad, depresión y baja autoestima son comunes en quienes sufren esta afección cutánea.

Tratamientos para la dermatitis atópica

La dermatitis atópica puede ser tratada de diferentes formas, dependiendo de la gravedad de los síntomas y la edad del paciente. A continuación, se detallan los distintos enfoques terapéuticos que suelen emplearse:

Medidas generales de cuidado

  • Hidratación de la piel: Mantener la piel bien hidratada es fundamental para controlar la sequedad y la irritación.
  • Evitar factores desencadenantes: Identificar y evitar aquellos elementos que puedan empeorar los síntomas es clave en el tratamiento.

Tratamientos tópicos

  • Cremas y pomadas hidratantes: Ayudan a restaurar la barrera cutánea y a aliviar la picazón y la inflamación.
  • Corticoesteroides tópicos: Se utilizan para reducir la inflamación en áreas específicas de la piel.

Tratamientos sistémicos

  • Antihistamínicos: Pueden prescribirse para controlar la picazón y mejorar la calidad del sueño.
  • Inmunosupresores: En casos graves, se pueden recetar para reducir la respuesta inflamatoria del sistema inmunitario.

Terapias avanzadas

  • Fototerapia: Consiste en la exposición controlada a la luz ultravioleta para reducir la inflamación y mejorar la piel.

Cabe recalcar que la dermatitis atópica mejora con el paso de los años en la mayoría de los niños. Se calcula que el 80% de los niños ya no va a tener dermatitis atópica cuando cumplan 8 años, por lo que, en general, podemos decir que la dermatitis atópica tiene buen pronóstico (¡se termina quitando!).

En general, en pronóstico se asocia a la gravedad. Los niños que tienen una enfermedad más leve tienen más posibilidades de superarla que los niños con una dermatitis más grave que se les quita y con edad adulta existen brotes.

No existe ningún tratamiento que cure las dermatitis atópica definitivamente, pero sí podemos controlar los brotes de dermatitis con tratamientos antiinflamatorios.

Cuidados específicos para la dermatitis atópica en el rostro

Para cuidar adecuadamente la piel del rostro afectada por dermatitis atópica, es importante seguir una serie de precauciones y rutinas de limpieza específicas:

  • Evitar productos irritantes: En vez de eso, se recomienda utilizar limpiadores suaves y libres de fragancias que no irriten la piel.
  • Hidratación diaria: Se puede aplicar una crema hidratante específica para pieles atópicas después de la limpieza facial. Las cremas hidratantes reparan la piel dañada y la fortalecen, protegiéndola de las infecciones y las agresiones externas. Además, suavizan la piel, mejoran el picor y proporcionan sensación de bienestar. La hidratación fortalece la barrera cutánea y evita la aparición del picor. Los componentes antipicor de estas cremas refrescan la piel y le dan elasticidad, eliminando las molestias. Además, se pueden usar tan a menudo como se quiera porque no tienen efectos secundarios.
  • Protección solar: Sobre todo en verano, se deben utilizar protector solar con factores de protección altos para proteger la piel de los rayos UV.
  • Evitar el uso excesivo de maquillaje: En su lugar, se puede optar por productos hipoalergénicos y de calidad que no obstruyan los poros ni irriten la piel.
Cuando no hay un brote de dermatitis, solo una piel sensible y fácilmente irritable, lo que debes hacer es:
  • Emplear productos naturales de higiene que respeten el pH de la piel y no la deshidraten.
  • Hidratar diariamente la piel con cremas hidratantes especiales para la piel atópica.
  • El calor aumenta el picor, por lo que es recomendable controlar la temperatura ambiental de las casas (tanto en invierno como en verano) y usar ropa que permita liberar el sudor.
  • Evitar la exposición al calor intenso (ejercicio físico intenso, calefacción muy alta, ropa muy abrigada) para evitar el sudor y el rascado secundario.
  • La ropa debe ser suave para evitar la irritación directa de los tejidos sobre la piel. Por eso, es recomendable que la ropa que contacte con nuestro cuerpo sea de algodón u otras fibras naturales. La lana y los tejidos sintéticos son muy irritantes para la piel.

El estrés empeora el picor en los atópicos. El control de las situaciones estresantes puede abordarse mediante masajes o técnicas de relajación, que no solo facilitan el alivio del picor, sin que benefician globalmente el estado emocional de la persona atópica y mejoran su calidad de vida.

En general, las cremas hidratantes deben ser de consistencia grasa y no contener sustancias que puedan favorecer alergias (como por ejemplo los perfumes y ciertos conservantes). La consistencia grasa de la crema permite “sellar” la piel, aislándola de los agentes externos y conservando su humedad natural.

El principal beneficio del baño es que limpia la piel de la persona, eliminando los restos de las cremas hidratantes y evitando la contaminación bacteriana, ya que las bacterias pueden asentarse sobre la piel inflamada y las heridas del rascado y empeora todavía más la dermatitis. Además, el baño puede ser un momento relajante.

Realizar baños diarios cortos (unos cinco minutos), y con agua no demasiado caliente (máximo 38º-40º) y utilizando un jabón especial para piel atópica (aceites de baño, baños tratantes, geles limpiadores), los cuales no hacen mucha espuma y permiten conservar la grasa natural de la piel.

Tras el baño, hay que secarse sin frotar, con toquecitos de la toalla o el albornoz de algodón, ya el que secado vigoroso puede desencadenar el picor y provocar un rascado agresivo y heridas involuntarias.

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